Arteritis de Takayasu
La arteritis de Takayasu (TAK) es una afección poco frecuente que implica la inflamación del revestimiento de los vasos sanguíneos grandes llamados arterias. A veces se denomina síndrome del arco aórtico.
Esta inflamación causada por la arteritis de Takayasu puede dañar gravemente arterias importantes, incluidas las que suministran sangre al corazón y a los pulmones.
La arteritis de Takayasu pertenece a una familia de enfermedades artríticas llamadas vasculitis. La palabra vasculitis significa inflamación de los vasos sanguíneos.
Algunas personas que contraen la enfermedad entran en remisión después de un tratamiento exitoso y, finalmente, ya no necesitan medicamentos. En otros, la afección se comporta más como una enfermedad crónica (a largo plazo) que debe controlarse con medicamentos de forma continua.
Enfermedad autoinmune
La arteritis de Takayasu es una enfermedad autoinmunitaria, lo que significa que se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca a sus propias células y tejidos sanos. La razón por la que lo hace no se entiende bien.
Importancia del tratamiento
Es muy importante tratar la arteritis de Takayasu de forma rápida y agresiva para controlar la inflamación que puede dañar las arterias.
La arteritis de Takayasu se considera una emergencia médica. Si no se trata, puede provocar complicaciones graves, como pérdida de la visión y un accidente cerebrovascular.
Quién contrae la arteritis de Takayasu
La arteritis de Takayasu afecta principalmente a los jóvenes, principalmente entre las edades de 10 y 40 años. Es 8 veces más común en mujeres jóvenes que en hombres jóvenes y ligeramente más común en personas de ascendencia asiática o africana.
Comprender la arteritis de Takayasu
Fatiga
Los primeros signos y síntomas de la arteritis de Takayasu suelen ser difíciles de identificar. Las personas con esta afección suelen empezar a sentirse fatigadas y, en general, mal.
Síntomas similares a la gripe
Muchas personas con arteritis de Takayasu piensan que tienen una enfermedad viral, como un resfriado o una gripe.
Los síntomas pueden incluir: fiebre, dolor de cabeza y músculos que pueden doler y doler. También pueden producirse pérdida de apetito y pérdida de peso involuntaria.
Vasos sanguíneos inflamados
A medida que la arteritis de Takayasu progresa, los vasos sanguíneos se inflaman y se vuelven sensibles. Esto es especialmente frecuente en las arterias carótidas del cuello (los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro) que están cerca de la superficie de la piel.
Otros síntomas
Otros posibles síntomas de la arteritis de Takayasu dependen de las arterias afectadas por la enfermedad:
- Corazón o aorta: si los vasos sanguíneos del corazón están afectados, los pacientes pueden sentir dolor en el pecho. Con el tiempo, la inflamación puede causar hinchazón de las paredes de los vasos sanguíneos y obstrucción de las arterias. Si la aorta, la arteria principal del cuerpo, se ve afectada, el corazón puede tener problemas para bombear la sangre de manera adecuada.
- Arterias carótidas (cuello): puede producirse un accidente cerebrovascular o una convulsión. Las arterias carótidas suministran sangre al cerebro.
- Arterias vertebrales (vasos que irrigan la cabeza): pueden presentarse mareos y problemas visuales.
- Extremidades (brazos o piernas): una persona podría perder el pulso en la extremidad, sentir debilidad o notar un cambio de color en la extremidad afectada.
- Riñones: si las arterias cercanas al riñón están afectadas, es posible que haya presión arterial alta.
La mejor forma de diagnosticar la arteritis de Takayasu es un reumatólogo, un tipo de médico que se especializa en artritis y enfermedades autoinmunitarias.
Para diagnosticar la enfermedad, harán un historial cuidadoso y completo y realizarán un examen físico exhaustivo. Según esta información, es probable que el médico ordene pruebas, como análisis de sangre y exploraciones, para confirmar el diagnóstico.
Se considera que un tipo de gammagrafía llamada angiografía es la prueba de referencia para diagnosticar la arteritis de Takayasu.
Pruebas comunes para diagnosticar la arteritis de Takayasu
Gammagrafías que muestran los vasos sanguíneos (angiografías): se inyecta un tinte y se bombea a través de las arterias y, a continuación, se toman imágenes mediante una resonancia magnética (IRM), una tomografía computarizada (TC) o una radiografía regular.
La resonancia magnética es más común porque requiere una menor carga de colorante y muestra la pared del vaso con mayor detalle.
Las angiografías proporcionan a los médicos una imagen de lo que pasa dentro de las arterias y pueden ayudar a detectar la arteritis de Takayasu lo antes posible.
Análisis de sangre para detectar inflamación: la arteritis de Takayasu es una enfermedad inflamatoria, por lo que se espera que estas pruebas arrojen resultados anormales. Las pruebas más comunes incluyen un hemograma completo (CBC), la tasa de sedimentación de eritrocitos (ESR) y la proteína C reactiva (CRP).
Pruebas que examinan la función renal: la creatinina es un análisis de sangre común que analiza el funcionamiento de los riñones. Los niveles anormalmente altos de creatinina pueden indicar un problema. El análisis de orina también es importante para buscar proteínas o sangre en la orina. Esto puede ser un indicador de que los riñones están afectados.
Los científicos no comprenden completamente la causa de la arteritis de Takayasu, pero se cree que es una enfermedad autoinmunitaria: se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca sus propias células y tejidos sanos. En la arteritis de Takayasu, el objetivo del ataque son los vasos sanguíneos grandes.
La arteritis de Takayasu se considera una emergencia médica que debe tratarse de forma temprana y agresiva para evitar consecuencias graves, como la ceguera y el accidente cerebrovascular. Las personas con la enfermedad pueden llevar una vida activa y productiva con los tipos de tratamiento adecuados.
Medicamentos
Los medicamentos para la arteritis de Takayasu tienen como objetivo controlar la inflamación que eventualmente puede dañar las arterias. En algunas personas, una vez que se controla la inflamación, la enfermedad puede entrar en remisión. Cuando eso ocurre, algunas veces se pueden reducir las dosis de los medicamentos y, finalmente, suspenderlas.
En otras personas, la enfermedad se comporta más como una enfermedad crónica (a largo plazo) que debe controlarse con pequeñas dosis de medicamento de forma continua.
Corticosteroides
Los corticosteroides, como la prednisona, son el tratamiento principal para la arteritis de Takayasu. Pueden ayudar a controlar la inflamación y también pueden prevenir el daño a largo plazo en algunas personas.
Por lo general, la prednisona se inicia con una dosis alta para controlar rápidamente la inflamación. La mayoría de las personas comienzan a sentirse mejor al cabo de unos días.
Una vez que los síntomas hayan mejorado y los marcadores de inflamación hayan vuelto a la normalidad, la dosis puede empezar a disminuir. En algunos pacientes, es posible que se requieran pequeñas dosis de prednisona de forma continua para mantener la enfermedad bajo control.
Fármacos antirreumáticos modificadores de enfermedades (DMARD)
A veces se usan ciertos medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, como el metotrexato o la azatioprina (Imuran), para ayudar a reducir la dosis de prednisona necesaria para controlar la inflamación.
En casos graves, se puede usar Cytoxan (ciclofosfamida) para controlar la inflamación. Este medicamento tiene algunos efectos secundarios más, incluido un efecto sobre la fertilidad tanto en hombres como en mujeres. Si se contempla la ciclofosfamida, entonces se debe discutir la planificación familiar.
Biológicos
Los medicamentos biológicos, como Actemra (tocilizumab), que bloquea una importante proteína de señalización inmunitaria llamada interleucina-6, se han utilizado con éxito para tratar algunos casos de arteritis de Takayasu, pero se necesitan más estudios antes de que puedan usarse ampliamente.
Otros medicamentos biológicos que se usan para tratar la arteritis de Takayasu son los inhibidores del factor de necrosis tumoral, como el etanercept (Enbrel/Brenzys/Erelzi) o el Inflximab (Remicade/Inflectra/Remsima). Otros productos biológicos como el Abatacept (Orencia), el rituximab (Rituxan) y el ustekinumab (Stelara) han tenido éxito en algunos informes de casos.
Cirugía
Es posible que se requiera una cirugía para mejorar el flujo de sangre en los casos en que las arterias se hayan estrechado gravemente. Hay diferentes cirugías que se pueden realizar, como el bypass, la angioplastia y la colocación de un stent.