Rituximab (Truxima)
Truxima (rituximab) es un medicamento biológico que trata el dolor y la hinchazón de la artritis mediante la supresión de parte del sistema inmunitario del cuerpo.
Truxima destruye un tipo de glóbulo blanco que desempeña una función en el sistema inmunitario del cuerpo llamado célula B.
Truxima puede ayudar en el tratamiento de una amplia variedad de enfermedades, como la artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes, algunos tipos de cáncer y, en última instancia, cualquier enfermedad que implique una actividad no deseada de las células B. Truxima también se usa para ayudar a prevenir el rechazo de tejidos en pacientes con trasplante de órganos.
Biosimilar
Truxima es un tipo de medicamento denominado biosimilar. Un biosimilar es un tipo de medicamento biológico que está diseñado para ser idéntico a un medicamento biológico existente, pero que se crea mediante un proceso diferente.
Truxima es un biosimilar de Rituxan. Ambos medicamentos se conocen con el mismo nombre genérico: rituximab. Los biosimilares suelen estar disponibles a un precio más bajo que el medicamento original.
Tomar Truxima
Truxima se presenta en forma de perfusión intravenosa (IV).
Algunos pacientes se sienten mejor poco después de recibir el medicamento, pero en otros puede tardar más tiempo: hasta 3 o 4 meses.
La dosis normal es de 1000 mg en cada perfusión. Por lo general, se administra un esteroide llamado metilprednisolona (Solumedrol) 30 minutos antes de la perfusión de Truxima para ayudar a prevenir reacciones a la misma.
Para la artritis reumatoide, al iniciar Truxima, la primera dosis se administra en la semana 0. La segunda dosis se administra dos semanas después. Este ciclo puede repetirse en cualquier momento después de 6 meses, según la respuesta del paciente.
Para la vasculitis, al comenzar con Truxima, las dosis se administran cada semana durante cuatro (4) semanas seguidas. Las dosis posteriores se pueden administrar de acuerdo con la respuesta clínica al medicamento.
Pruebas y riesgos importantes
Todos los pacientes deben hacerse una prueba de hepatitis B antes de comenzar con Truxima.
En los pacientes que han tenido hepatitis B o son portadores de la hepatitis B, Truxima corre el riesgo de provocar que el virus vuelva a convertirse en una infección activa.
Por lo general, las personas que toman Truxima no requieren análisis de sangre periódicos. Sin embargo, es probable que los médicos que tratan la artritis soliciten análisis de sangre ocasionales para controlar los recuentos sanguíneos de sus pacientes y seguir la actividad de la enfermedad.
Ciencia
En algunas personas con artritis inflamatoria, las células del sistema inmunitario se confunden. Confunden las células de las propias articulaciones del cuerpo con invasores extraños y deciden «atacarlas». La artritis causada por esta actividad puede denominarse enfermedad autoinmunitaria.
La célula B es un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmunitario del cuerpo. Es en parte responsable de este ataque a las articulaciones.
Truxima es una proteína especialmente diseñada llamada anticuerpo monoclonal que se dirige a una proteína específica que se encuentra en la superficie de las células B llamada CD20. Cuando Truxima se une a la superficie de una célula B, provoca su destrucción.
Al eliminar las células B del cuerpo, Truxima actúa para suprimir una parte del sistema inmunitario del cuerpo. Si bien esta supresión puede hacer que a los pacientes les resulte un poco más difícil combatir las infecciones, también ayuda a estabilizar un sistema inmunitario hiperactivo.
Seguridad
Algunos pacientes pueden experimentar algunos efectos secundarios o reacciones durante o poco después de la perfusión.
Los pacientes que toman Truxima muy raramente pueden desarrollar una infección cerebral grave. Los pacientes deben llamar a un médico de inmediato si experimentan cambios en el estado mental, disminución de la visión o problemas para hablar o caminar. Estos síntomas pueden comenzar de forma gradual y empeorar rápidamente.
Los efectos secundarios MÁS COMUNES incluyen:
- Dolor abdominal, náuseas y diarrea
- Dolor en los músculos o las articulaciones
- Sarpullido, urticaria o picazón
- Dolores de cabeza, mareos u hormigueo
- Dolor de garganta, fiebre, escalofríos y debilidad general
- Aumento de la presión arterial
Los efectos secundarios poco frecuentes incluyen:
- Reacción a la perfusión: muchos pacientes reaccionan al medicamento durante o poco después de la perfusión, muy probablemente durante la primera perfusión y menos en futuras infusiones. La mayoría de estas reacciones no son graves.
- Infección: como ocurre con muchos medicamentos que se usan en el tratamiento de la artritis, existe un mayor riesgo de infecciones graves asociadas con el uso de Truxima. Cualquier infección o fiebre debe tomarse muy en serio y ser revisada por un médico.
- Infección cerebral poco frecuente: los pacientes han desarrollado muy raramente una infección cerebral poco frecuente llamada leucoencefalopatía multifocal progresiva mientras estaban tomando Truxima.
- Piel: se han notificado reacciones cutáneas graves con Truxima.
- Corazón: Truxima se ha asociado con ritmos cardíacos anormales. Los pacientes que tengan problemas de ritmo cardíaco conocidos deben consultarlos con su médico para comprender el posible impacto de este medicamento.
- Conteos sanguíneos: Truxima puede provocar una disminución en la cantidad de glóbulos blancos (que son necesarios para combatir las infecciones) o de glóbulos rojos (que transportan oxígeno). Esto es muy poco frecuente y no es habitual que se trate de un problema grave.
Las personas que NO deben tomar Truxima incluyen:
- Aquellos que han tenido una reacción alérgica grave previa a Truxima
- Mujeres que están embarazadas, que planean quedar embarazadas o que están amamantando
- Pacientes con infecciones activas (como tuberculosis o hepatitis B)
- Pacientes con antecedentes de hepatitis B o portadores de la enfermedad
Los pacientes deben llamar a su médico si se sienten enfermos y quieren dejar de hacerlo, o si están preocupados por cualquier efecto secundario.
Otros motivos para llamar a un médico mientras estés tomando Rituxan son los siguientes:
- Fiebre o posible infección
- Si otro médico le ha recetado antibióticos para combatir una infección
- Antes de operarse
- Embarazo o planificación de quedar embarazada
- Planea vacunarse
- Erup
Cualquier persona que quede embarazada mientras esté tomando Rituxan debe comunicárselo a su médico inmediatamente.
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